Atención en el aula y metodologías de enseñanza
activas
Respecto al análisis sobre cómo se desarrolla el uso de la
atención en el aula a lo largo del tiempo, un trabajo de investigación(Bunce, Flens,
y Neiles, 2010) analizó la utilización de diferentes métodos de
enseñanza en el aula (metodologías activas, demostrativos o mediante el
planteamiento de cuestiones y desafíos) y midió los momentos de atención e
inatención de los alumnos. Los estudiantes podían pulsar un botón cada vez
que habían experimentado un periodo de inatención. Este estudio mostró
tres hallazgos principales: En primer lugar, la duración de los periodos
de atención fue de aproximadamente 1 minuto de duración. En segundo lugar,
los periodos de atención fueron más frecuentes de lo que la investigación había
encontrado hasta el momento. Durante 10 minutos la atención mostró varios
“picos” de atención a lo largo de periodos de clase de 10 minutos. Un primer
pico a los 30 segundos de comenzar, otro a los 4,5 minutos otro a los 7 minutos
y otro a los 9 minutos. En tercer lugar, los investigadores
encontraron una relación positiva entre los niveles de atención y las
metodologías de enseñanza activa. Durante las sesiones con enseñanzas
activas los periodos de atención fueron mayores y más numerosos que durante las
sesiones basadas en la clase magistral.
El inicio de la clase es clave
Según Jesús C Guillén creador de la web Escuela
con Cerebro, se recuerda mejor lo que ocurre al principio, por lo que
el comienzo de la clase se antoja un momento crítico. Tradicionalmente se
utilizan los primeros minutos de las clases para corregir los deberes del día
anterior, sin embargo, deberían utilizarse para introducir o analizar los
conceptos más novedosos y relevantes. Es esa novedad que despierta la
curiosidad la que activa las redes atencionales de alerta y orientativa del
alumno y que le sirven para abrir el foco de la atención, no para mantenerlo. Como
ejemplo que resalta la importancia de la curiosidad en el aprendizaje, podemos
iniciar una clase al modo socrático clásico con una pregunta provocadora
relacionada con un problema real que sea motivador y que permita al alumno
iniciar un proceso de investigación en el que se sienta un protagonista activo
del mismo.
Durante el inicio de la clase debería despertarse el
interés, durante la mitad de la misma se podría facilitar la reflexión a través
del trabajo cooperativo y utilizar el final para repasar lo prioritario.
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